jueves, 23 de mayo de 2013

"El segundo sexo", de Simone de Beauvoir


“El segundo sexo” se publica en 1949, finales de la modernidad y luego, la contemporaneidad del movimiento feminista.



La ideología cristiana ha contribuido no poco a la opresión de la mujer. Sin duda hay en el Evangelio un soplo de caridad que se extiende tanto a las mujeres como a los leprosos; son las gentes humildes, los esclavos y las mujeres quienes más apasionadamente se adhieren a la nueva ley. En los primeros tiempos del cristianismo, a las mujeres, cuando se sometían al yugo de la Iglesia, se las honraba relativamente; daban testimonio de mártires al lado de los hombres; sin embargo, no podían participar en el culto sino a título secundario; las «diaconesas» solo estaban autorizadas para desempeñar tareas laicas: cuidados a los enfermos, socorros a los indigentes. Y si el matrimonio es considerado como una institución que exige recíproca fidelidad, parece evidente que la esposa estará totalmente subordinada en el mismo al esposo: a través de San Pablo se afirma la tradición judía, ferozmente antifeminista. San Pablo ordena a las mujeres recogimiento y discreción; fundamenta en el Antiguo y en el Nuevo Testamento el principio de la subordinación de la mujer al hombre. «Porque el varón no es de la mujer, sino la mujer del varón; y porque tampoco el varón fue criado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.» Y en otro lugar: «Así como la Iglesia está sometida a Cristo, así sea sumisa en todas las cosas la mujer al marido.» En una religión donde la carne es maldita, la mujer aparece como la más temible tentación del demonio. Tertuliano escribe: «Mujer, eras la puerta del diablo. Has persuadido a aquel a quien el diablo no osaba atacar de frente. Por tu culpa  ha debido morir el Hijo de Dios; deberías ir siempre vestida de luto y harapos.» San Ambrosio: «Adán fue inducido al pecado por Eva, y no Eva por Adán. Aquel a quien la mujer ha inducido al pecado, justo es que sea recibido por ella como soberano.» Y San Juan Crisóstomo: «Entre todas las bestias salvajes, no hay ninguna más dañina que la mujer.»




Frases de Simone de Beauvoir:

“Todo lo que ha sido escrito por los hombres sobre las mujeres es sospechoso, ya que ellos son a la vez juez y parte”.

“No se nace mujer, se llega a serlo”.

“Hay mujeres que son alocadas y hay mujeres de talento, ninguna tiene esa locura de talento que se llama genio”.


Texto extraído de la exposición:



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