¿Sabías que los indígenas de América no conocieron el caballo hasta la llegada de los europeos? ¿O que los llamados “indios” en América provienen probablemente de emigrantes de Asia Central que cruzaron el Estrecho de Bering? Ojo de Nube no sabe nada de esto, pero sí sabe que con intuición y valentía puede convertirse en alguien imprescindible para quienes le rodean.
En la tribu de los crow todos aportan algo: fuerza, destreza, valentía... Ojo de Nube, un chico ciego, parece ser el que menos puede contribuir a la comunidad. ¿Será capaz de demostrar que es un miembro válido para la tribu? ¿Qué habría sido del mundo si no hubiese imperado la fuerza, si hubiese triunfado la armonía con la naturaleza y sus espíritus? Una novela en la que se pone de manifiesto que la fuerza de voluntad es importante para superar las dificultades vitales.
Argumento:
Esta novela recupera la vida salvaje
en la gran pradera norteamericana, antes de la llegada del hombre blanco, a
través de una tribu de indios crow.
Con una primera parte centrada en la
vida y costumbres de los crow (pacíficos, respetuosos con la “Madre Tierra” y
solidarios) y en la emotiva peripecia vital de Ojo de Nube (un niño ciego de
nacimiento a quien su madre convertirá en el miembro más útil de la tribu), la
novela entra de nuevo en el terreno de la intriga cuando los blancos irrumpen violentamente
en el territorio de los crows. Será entonces cuando Ojo de Nube desmostrará sus
extraordinarias habilidades.
(Revista Qué leer, julio de 2006)
Si quieres leer el primer capítulo, pincha aquí.
Ojo de Nube, Premio
Barco de Vapor 2006
La primera
entrevista tras el premio.
Ricardo Gómez (Segovia, 1954) ha
sido el ganador de la 28ª edición del Premio de Literatura Infantil El Barco de
Vapor con Ojo de Nube, obra elegida entre las 486 que optaban al galardón por
ser “un canto a la naturaleza y a la superación personal, escrito con un lenguaje
muy cuidado y un estilo claro y sereno, que nos trasmite el legado vivo de un
mundo que ya no existe”, según rezaba el acta del jurado.
Entrevista
- “Cuando comencé a leer sobre las tradiciones y costumbres de las antiguas tribus indias me encontré con un mundo fascinante, lleno de leyendas, ritos y símbolos”.
- A un niño que quiere ser escritor “le diría que escriba por el puro placer de escribir, sin más pretensiones; y que conciba la escritura y la lectura como un proceso de lento y gozoso aprendizaje”.
- “Cuando he escrito para niños y jóvenes, como cuando lo he hecho para adultos, he imaginado historias que me habría gustado leer en diferentes épocas de mi vida”.
- ¿Cómo se define Ricardo Gómez?
¡Pues sí que empezamos difícil…! Yo
diría simplemente que soy una persona. Pero supongo que no es muy original esta
respuesta, ¿no? Como todos, tengo mi mundo personal, mi mundo profesional, mis
sueños, mis frustraciones, mis neuras y mis pequeños y grandes placeres. Entre
estos últimos está la literatura.
- ¿Por qué decidió escribir una
historia como Ojo de nube?
Este libro, como algún otro que he
escrito, constituye una especie de “ajuste de cuentas” con aventuras que leí en
mi infancia o con películas que vi de joven. El mundo de los indios
norteamericanos es algo que nos han vendido desde hace mucho, y casi siempre
desde una perspectiva única y simplista, aunque nada inocente. Me pareció
interesante tratar de imaginar qué sentirían los indios la primera vez que
vieran en sus praderas a hombres blancos montados a caballo, que era un animal
que ellos entonces desconocían. Cuando comencé a leer sobre las tradiciones y
costumbres de las antiguas tribus indias me encontré con un mundo fascinante,
lleno de leyendas, ritos y símbolos, que contrastaba con la idea de los
salvajes que nos transmitían en los tebeos o que veíamos en los westerns. Traté
de imaginar de qué forma chocaría su visión del mundo con la de los colonos que
invadían sus tierras y cuáles serían sus temores y esperanzas.
Quizá su intemporalidad. Esta novela
se puede situar en un espacio y un tiempo determinados, pero no se habla de
ellos de una forma deliberada. A lo largo de la historia se han producido
cientos, miles de roces o choques de civilizaciones, y aquí se trata de
describir uno de tantos. Pueblos con distintos hábitos, con diferentes
concepciones de la naturaleza, entraron en contacto sin comprenderse y, en
ocasiones, algunos desaparecieron de la faz de la tierra sin apenas dejar
huellas. Por otro lado, desde el principio me enamoré del protagonista de la
historia, un niño ciego que percibe el mundo de una forma distinta de sus
mayores y que es capaz de cambiarlo.
Que escriba, que lea, que imagine…
Que no se rinda, que sea tenaz… Pero, sobre todo, le diría que escriba por el
puro placer de escribir, sin más pretensiones; y que conciba la escritura y la
lectura como un proceso de lento y gozoso aprendizaje. Que pruebe con poemas,
diarios, pequeños cuentos… Conozco a chicos y chicas que a sus trece o catorce
años intentan escribir una gran novela y que en la mayoría de los casos se
sienten frustrados porque no llegan a conseguirlo, y dejan la escritura. Por
desgracia, vivimos en un mundo en el que cada cosa que se hace debe tener una
utilidad y, además, uno debe alcanzar el éxito, y si es posible muy rápido. Los
procesos son lentos y merece la pena disfrutarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario