S. XVII
Miguel de Cervantes.
1ª parte: 1605 / 2ª parte: 1615
Con Don
Quijote de La Mancha, Cervantes creó un nuevo modo de leer y de
escribir ficciones. Inició lo que hoy
conocemos como la novela moderna. ¿Sabes
por qué?
El punto de
partida parece sencillo, pero la historia llegará donde antes no había
alcanzado la literatura: Alonso Quijano, un viejo y apasionado lector de libros
de caballerías, inicia un viaje en busca de aventuras, trastornado por el
exceso de lectura. La locura le determina a ponerse en camino como si de un
caballero andante se tratara. Se inventará un nombre (Don Quijote de la Mancha)
y un amor; se vestirá con antiguas armaduras; imaginará enemigos donde no los
hay y hasta luchará contra rebaños de ovejas o molinos de viento… Transformará
la realidad para acomodarla a su ilusión.
Cervantes nos permite
acompañar en el viaje a un nuevo tipo de héroe paradójico y contradictorio,
capaz de la más ridícula locura y del discurso más elocuente y razonable. Es un
protagonista que irá evolucionando y nos mantendrá en la duda, ¿Hasta qué punto
está loco o está cuerdo? ¿En qué grado es consciente de su identidad? Nada de
ver con los héroes de una pieza. Don Quijote nos desconcierta.
En ese viaje
por la España del S. XVII, comprendemos la crueldad de los “cuerdos” con
nuestro noble viejo loco y nos reímos con él mientras transitamos por la triste
realidad de La Mancha. Don Quijote sueña con lo sublime y vive en lo grotesco.
La mezcla y la paradoja son componentes de la modernidad de esta obra.
También
viajamos por la literatura del momento, gracias a los comentarios de nuestro
protagonista, agudo lector y gran contador de historias, y a la variedad de
personajes y de escenas que encuentra en el camino y que resumen las
situaciones y los tópicos de todos los géneros literarios de la época: de la
novela morisca a la de amor, de la caballeresca a la bizantina, de la picaresca
a lírica popular.
¿Otra novedad
literaria? Sí, resulta que hay varios narradores que vamos descubriendo a
medida que avanzamos en la lectura (el cronista árabe, el personaje que
encuentra el manuscrito, el traductor…), hasta que el relato los contiene
simultáneamente, confundidos y hasta en desacuerdo. No hay nada seguro en este
libro, todo está en duda. Son muchos los niveles posibles de interpretación y
ni siquiera sabemos si reír o llorar. Lo trágico y lo cómico se confunden (pobre
Don Quijote, tan noble y tan patético, tan maltratado y tan fiel a sí mismo,
¿quién cuenta tu historia?).
Además, Don
Quijote busca a alguien que le acompañe como escudero. Será Sancho Panza, un
hombre humilde, que no sabe leer, pero que posee la sabiduría popular y conoce
la práctica de la supervivencia. Su amistad irá creciendo con las desventuras y
ambos aprenderán uno del otro. Su conversación a lo largo del camino será un
nuevo modo de crear personajes complejos.
¿Todo eso es
suficiente para ser tan “moderna”? Hay más: Cervantes tarda diez años en
escribir y publicar la segunda parte de la novela. En ese tránsito crea una
situación que desarrollará de un modo extraordinario: Nuestros protagonistas son
conocidos por su fama literaria cuando se publica la segunda parte, de modo que
Cervantes crea una situación inédita: Don Quijote y Sancho se encuentran en el
camino con lectores del primer libro, convertidos en personajes, que lo
reconocen y saben de su locura. Los distintos niveles de la ficción y la
realidad se mezclan y confunden. A partir de este momento, se sucederán las
ocasiones en que serán los demás quienes pretenderán confundirles, creando para
ellos un entorno caballeresco con el fin de aprovechar su credulidad y reírse
de ellos con burlas y humillaciones. La imposibilidad de controlar sus propias
fantasías ante la manipulación exterior provoca en Don Quijote un progresivo desengaño.
Mientras, Sancho se irá fascinando cada vez más por la efervescencia de la
aventura y los ideales caballerescos.
¿Termina mal? No,
termina muy bien, con alegría y tristeza a un tiempo, como no podía ser de otro
modo: Antes de morir, Don Quijote recupera la cordura, vuelve a ser Alonso
Quijano. De este modo, logra la victoria final, Él, que había sido el héroe
siempre derrotado, finalmente no será vencido y recuperará la dignidad y la
sabiduría como héroe de una nueva época.
Sus amigos y
sus lectores le ruegan que continúe con sus locuras, pero este personaje ha
superado ya ese estadio ¿Lo han comprendido bien sus amigos? ¿Y sus lectores? Tal
vez han reconocido el valor de la imaginación y de los sueños y sí, tal vez, se
han dado cuenta de que entre todos ellos y el resto de sus conciudadanos, Don
Quijote, Alonso Quijano, era el único hombre libre de La Mancha.
Texto extraído de la exposición:
Libros que cambiaron el mundo
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