miércoles, 9 de mayo de 2012

La invención de Hugo Cabret, de Brian Selznick

Esta novela gráfica me la recomendó David,  un alumno del IES Doctor Fleming, de Oviedo. Se trata de una obra basada en ilustraciones muy atractivas que van secuenciando la acción de un modo muy cinematográfico. Breves textos se intercalan entre las imágenes para completarlas o matizarlas.

En la historia me mezclan ilusionistas, autómatas, pioneros del cine y el mundo mágico de una estación de tren que guarda algunos secretos en medio del bullicio cotidiano.

A principios del siglo XX, Hugo Cabret intenta por todos los medios pasar desapercibido mientras vive en la estación de tren de Montparnasse en París, para lo que se encarga de mantener sus relojes en funcionamiento: pretende que nadie se de cuenta de que su tío, que era el encargado de hacerlo, ha desaparecido y de que ahora vive solo.

Su mayor temor es que lo manden a un hospicio y no poder terminar la reparación de un autómata que su padre había encontrado abandonado en el ático de un museo, tarea en la que empeña su tiempo libre y su gran habilidad mecánica, pues está convencido de que el autómata esconde un mensaje de su padre.

Este libro, cuyo autor es un conocido ilustrador, combina texto, ilustraciones en blanco y negro y fotografías de forma muy efectiva -más de la mitad de las páginas del libro contienen imágenes- para contar una historia entretenida en la que se homenajea a los pioneros del cine, mezclando personajes reales con personajes imaginarios. Si te dejas enganchar por la historia, se lee casi de un tirón.


Recomendación de Alfonso Fdez, (Dpto. de Lengua Castellana y Literatura)



El libro ha sido adaptado al cine por el director americano Martin Scorsese y es una de las películas con más candidaturas para la próxima gala de los Oscar.


El siguiente artículo peertenece al blog Versión muy original, de la Sección de Cultura del diario El País:

"La invención de Hugo': el amor al cine de Martin Scorsese"

Por:  


En Martin Scorsese siempre ha vivido un gusanillo cinéfilo, un bichillo que le reconcome y le obliga a financiar festivales de cine clásico, apadrinar restauraciones de filmes y rodar documentales sobre la historia del séptimo arte. Y su última película, La invención de Hugo, que le ha proporcionado el Globo de Oro a la mejor dirección, va por ahí.

Los lectores del libro de Brian Selznick sabíamos que allí había una película. La misma obra, que se desarrolla en los años treinta del pasado siglo, ya es un canto a lo visual, con páginas de dibujos que hacen avanzar la acción intercaladas entre otras páginas de texto.La invención de Hugo Cabret habla de niños, de autómatas, de estaciones parisienses de tren que esconden múltiples secretos... y sobre todo, como personaje secundario, aparece Georges Méliès, el creador del cine onírico, el hombre que entendió la parte más imaginativa de las películas. En la película, que protagonizan Asa Butterfield (El niño con el pijama de rayas) y y la sobresaliente Chloë Grace Moretz (Déjame entrar), Ben Kingsley se hace cargo de poner rostro al que podríamos considerar el director tatarabuelo de Spielberg y George Lucas. Retirado, regenta una pequeña juguetería en la que entra el niño protagonista. No vamos a desvelar más del primer trabajo en 3D de Scorsese, salvo que se estrena en España el 24 de febrero.



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